Nacho Cano
Relato de un secuestro
Secuestrada en un espacio
de dos por dos hice al odio
motor de liberación.
La bombilla me inspiró
que la luz está en cortar
los cables de la electricidad.
Estribillo:
Los perros que llevo dentro
son 220 de asesina tensión,
aprestos de asaltar
al guardián de mi prisión.
Fui guardando el propio orín
en latas que escondí
y una noche lo esparcí por la habitación.
Corté los cables de la luz
y al catre me subí.
El que a hierro me guardó a acero sucumbió.
Estribillo
Aquella luz que tan pronto me cegaba
al estupor me fue llevando
según iba yo comprobando
que esta casa era mi hogar.
Volví sobre mis pasos al agujero
y de mi sangre se hizo el hielo
al comprobar que bajo la capucha
mi marido era el raptor.
Desde la esperanza hasta el horror
del odio a la impotencia
mi libertad se asfixia al destapar
que amante y verdugo es el mismo.
de dos por dos hice al odio
motor de liberación.
La bombilla me inspiró
que la luz está en cortar
los cables de la electricidad.
Estribillo:
Los perros que llevo dentro
son 220 de asesina tensión,
aprestos de asaltar
al guardián de mi prisión.
Fui guardando el propio orín
en latas que escondí
y una noche lo esparcí por la habitación.
Corté los cables de la luz
y al catre me subí.
El que a hierro me guardó a acero sucumbió.
Estribillo
Aquella luz que tan pronto me cegaba
al estupor me fue llevando
según iba yo comprobando
que esta casa era mi hogar.
Volví sobre mis pasos al agujero
y de mi sangre se hizo el hielo
al comprobar que bajo la capucha
mi marido era el raptor.
Desde la esperanza hasta el horror
del odio a la impotencia
mi libertad se asfixia al destapar
que amante y verdugo es el mismo.