Nach Scratch
Brainwash
Parto de la base de que mi presencia estorba,
parto de la base de que quieren que piense,
pero que piense según sus normas.
Me vigilan hombres que no tienen cara,
no tienen sombra, no tienen forma.
Y desde que salí del feto estoy colocado en fila india
aprendiendo complejos ensuciando mi conciencia tras una mirada limpia
nací adicto, adicto.
Nací desarrollando cánceres, moviéndome entre cárceles,
viendo caer a ángeles pagando aranceles,
mirando paredes y pantallas varias,
víctima de los estilos de vida, tendencias rancias y vallas publicitarias.
¿Cómo no me van ha hipnotizar dos tetas y un culo que parece infinito?
¿Cómo no voy a imitar a mi futbolista favorito?
¿Cómo no voy a querer comprarme lo que más brille y sea más caro?
¿Cómo voy a salirme del aro? ¿Cómo voy a ser yo, el raro?
Disimulo, disimulo mis fantasías, mis pensamientos impuros,
me empeño en frenar mis instintos más oscuros,
si me veo distinto me inyecto dosis diarias de aburrimiento,
entonces, soy aceptado,
que tranquilizador es saber que todo está adjudicado.
Lo veo, lo veo, el imperialismo oculto en una sonrisa Profident,
en el rizo de Clark Kent, en cuerpos perfectos comiendo M&M’s,
y mientras mi subconsciente recibe órdenes precisas en su fase REM.
Y a veces me creo alguien, creo saber cuanto dura cuanto,
creo saber algo, pero voy subido en un barco que navega a la deriva sobre asfalto,
y es que no me dan miedo políticos, banqueros ni congresistas americanos.
Lo que más temo es al ser humano con poder entre sus manos,
temo más a un yupi vestido de Armani que a un cani,
temo más un mitin de Putin que a cien mil en una mani.
Ya ni me altero por na´ y... todo lo que hago es despertar, pulsar el play,
mientras mi capacidad crítica se reduce a... “Es lo que hay”.
Pero sigo el ritmo,
el tic-tac, el ding-dong, el ring-ring, el run-run,
si me quedo atrás, ¡Boom!
Seré al que todos acusen,
porque aquí el que se rezaga y vaga a la zaga, haga lo que haga es un looser,
un perdedor que no usa el coco para lo que quieren que lo use.
Me miro al espejo y sé que yo, no soy yo,
nunca tuve la opción de serlo.
Jódete, sí, jódete, tú tampoco eres tú, ten el valor de reconocerlo.
Yo sólo soy barullo polvo que ensucia aún más esta casa,
otro prisionero sin fuerzas para romper la carcasa.
Soy masa moldeable, un bruto camaleón egoísta y astuto,
un pez espada con capacidad de amar, amar, sí, pero... ¡unos veinte minutos!
Luego desaparezco, coso mis heridas y me tumbo,
pensando que mañana quizás sea el día en que pueda conquistar el mundo,
pero hoy no, no, no va a ser posible, tengo un plan mejor,
dejar que el mundo me conquiste a mí desde el televisor.
Yo soy parte del complot, por caer en estado de Shock,
mientras miro tu spot por tener fantasías eróticas con un robot,
a veces incluso dudo de que siga vivo, lloro y no sé explicar el motivo,
¿Y encima el médico me dice que todo lo que necesito son antidepresivos?
Me vigilan hombres que no tienen cara,
no tienen sombra, no tienen forma
parto de la base de que quieren que piense,
pero que piense según sus normas
parto de la base de que mi presencia estorba.
parto de la base de que quieren que piense,
pero que piense según sus normas.
Me vigilan hombres que no tienen cara,
no tienen sombra, no tienen forma.
Y desde que salí del feto estoy colocado en fila india
aprendiendo complejos ensuciando mi conciencia tras una mirada limpia
nací adicto, adicto.
Nací desarrollando cánceres, moviéndome entre cárceles,
viendo caer a ángeles pagando aranceles,
mirando paredes y pantallas varias,
víctima de los estilos de vida, tendencias rancias y vallas publicitarias.
¿Cómo no me van ha hipnotizar dos tetas y un culo que parece infinito?
¿Cómo no voy a imitar a mi futbolista favorito?
¿Cómo no voy a querer comprarme lo que más brille y sea más caro?
¿Cómo voy a salirme del aro? ¿Cómo voy a ser yo, el raro?
Disimulo, disimulo mis fantasías, mis pensamientos impuros,
me empeño en frenar mis instintos más oscuros,
si me veo distinto me inyecto dosis diarias de aburrimiento,
entonces, soy aceptado,
que tranquilizador es saber que todo está adjudicado.
Lo veo, lo veo, el imperialismo oculto en una sonrisa Profident,
en el rizo de Clark Kent, en cuerpos perfectos comiendo M&M’s,
y mientras mi subconsciente recibe órdenes precisas en su fase REM.
Y a veces me creo alguien, creo saber cuanto dura cuanto,
creo saber algo, pero voy subido en un barco que navega a la deriva sobre asfalto,
y es que no me dan miedo políticos, banqueros ni congresistas americanos.
Lo que más temo es al ser humano con poder entre sus manos,
temo más a un yupi vestido de Armani que a un cani,
temo más un mitin de Putin que a cien mil en una mani.
Ya ni me altero por na´ y... todo lo que hago es despertar, pulsar el play,
mientras mi capacidad crítica se reduce a... “Es lo que hay”.
Pero sigo el ritmo,
el tic-tac, el ding-dong, el ring-ring, el run-run,
si me quedo atrás, ¡Boom!
Seré al que todos acusen,
porque aquí el que se rezaga y vaga a la zaga, haga lo que haga es un looser,
un perdedor que no usa el coco para lo que quieren que lo use.
Me miro al espejo y sé que yo, no soy yo,
nunca tuve la opción de serlo.
Jódete, sí, jódete, tú tampoco eres tú, ten el valor de reconocerlo.
Yo sólo soy barullo polvo que ensucia aún más esta casa,
otro prisionero sin fuerzas para romper la carcasa.
Soy masa moldeable, un bruto camaleón egoísta y astuto,
un pez espada con capacidad de amar, amar, sí, pero... ¡unos veinte minutos!
Luego desaparezco, coso mis heridas y me tumbo,
pensando que mañana quizás sea el día en que pueda conquistar el mundo,
pero hoy no, no, no va a ser posible, tengo un plan mejor,
dejar que el mundo me conquiste a mí desde el televisor.
Yo soy parte del complot, por caer en estado de Shock,
mientras miro tu spot por tener fantasías eróticas con un robot,
a veces incluso dudo de que siga vivo, lloro y no sé explicar el motivo,
¿Y encima el médico me dice que todo lo que necesito son antidepresivos?
Me vigilan hombres que no tienen cara,
no tienen sombra, no tienen forma
parto de la base de que quieren que piense,
pero que piense según sus normas
parto de la base de que mi presencia estorba.