Doxa
Estiercol en la almohada
Caben tantas llagas en mi boca como besos quieras darme.
No has tenido males entre manos hasta que yo te los di.
Me hablan las excusas que se quedan en la suela del zapato.
Ya no queda sitio en mi cabeza, todo me recuerda a ti.
Kutxi:
Y a mí, paso a paso,
Se me fraguan todas las penas y te las pego en el vaso
Y a mí, no me haga caso,
Si me pierdo entre las llagas que arropaba en el fracaso
Y abrí, los ojitos y estaba, con estiércol en la almohada,
La mirada tan mojada que empapé.
Los minutos que pasaba, acariciando tu espalda
Dándole besos al aire en cada beso que te daba.
Kutxi:
“Y se preparan los martillos, los yunques, los cristales,
Y se embiste a las persianas mientras tiemblan los ojos y nadie los consuela.
Ni las camas desnudas, ni los besos cobardes,
Aunque quizá mañana los arrulle mi humo engreído, mi ombligo soberbio.
Quizá mañana anegue en sangre, mi corazón ebrio.
Quizá mañana… quizá… mañana… o quizá… nunca
O quizá… nunca. O quizá… nunca.
Porque nunca es mi minutero, nunca es mi noche,
Ni mi palabra, ni mi poema, nunca tu sudor,
Ni tu camino, nunca tu lamento, ni tu abandono
Nunca mi sino, porque nunca… Nunca… es mi nombre”.
Y me veo, solo y triste,
Y me vuelvo a ver tan solo que si alguna vez me viste dirás
Que estoy perdido, que las palmas que me dabas no suenan en el vacío.
Y abrí, los ojitos y estaba, con estiércol en la almohada,
La mirada tan mojada que empapé.
Los minutos que pasaba, acariciando tu espalda
Dándole besos al aire en cada beso que te daba.
“Nunca”.
No has tenido males entre manos hasta que yo te los di.
Me hablan las excusas que se quedan en la suela del zapato.
Ya no queda sitio en mi cabeza, todo me recuerda a ti.
Kutxi:
Y a mí, paso a paso,
Se me fraguan todas las penas y te las pego en el vaso
Y a mí, no me haga caso,
Si me pierdo entre las llagas que arropaba en el fracaso
Y abrí, los ojitos y estaba, con estiércol en la almohada,
La mirada tan mojada que empapé.
Los minutos que pasaba, acariciando tu espalda
Dándole besos al aire en cada beso que te daba.
Kutxi:
“Y se preparan los martillos, los yunques, los cristales,
Y se embiste a las persianas mientras tiemblan los ojos y nadie los consuela.
Ni las camas desnudas, ni los besos cobardes,
Aunque quizá mañana los arrulle mi humo engreído, mi ombligo soberbio.
Quizá mañana anegue en sangre, mi corazón ebrio.
Quizá mañana… quizá… mañana… o quizá… nunca
O quizá… nunca. O quizá… nunca.
Porque nunca es mi minutero, nunca es mi noche,
Ni mi palabra, ni mi poema, nunca tu sudor,
Ni tu camino, nunca tu lamento, ni tu abandono
Nunca mi sino, porque nunca… Nunca… es mi nombre”.
Y me veo, solo y triste,
Y me vuelvo a ver tan solo que si alguna vez me viste dirás
Que estoy perdido, que las palmas que me dabas no suenan en el vacío.
Y abrí, los ojitos y estaba, con estiércol en la almohada,
La mirada tan mojada que empapé.
Los minutos que pasaba, acariciando tu espalda
Dándole besos al aire en cada beso que te daba.
“Nunca”.